Cuando reclamamos por la naturaleza o por la vida animal en el planeta siempre alguien sonríe burlonamente como si lo nuestro fuera una queja vana o de moda, pero los preocupados sabemos perfectamente la magnitud del atropello a los seres vivientes y a todo el entorno natural.
No permitamos más dilaciones en parar esta barbarie humana contra nuestro hogar, el planeta Tierra.
Por muy poco que hagamos será mucho si ahunamos voluntades y Dios nos va a ayudar.
Océano Pacífico, a 2.000 km. de todas las costas.
LA IDEA DE DIOS.
COLABORACIÓN DE LA SRA. PROFESORA MARTA NUÑEZ VANDERHOEVEN.