Borrando la muerte: la cruzada de un médico experto en resucitación
La muerte ha sido entendida culturalmente como un proceso irreversible; pero según un médico, simplemente es incomprensión. La muerte –al menos cuando se produce por ataque cardiaco– no es completamente definitiva.
Una persona sufre un paro cardiaco. Pierde la conciencia, su respiración se detiene, las pupilas se dilatan, su cerebro deja de trabajar. Si un médico durante los últimos 10 mil años de historia humana evaluara los signos vitales de esta persona, después de un breve periodo diría que está muerta. Pero no el doctor Sam Parnia del hospital Stony Brook, quien ha emprendido una lucha (¿a muerte?) contra nuestra concepción y construcción cultural de la muerte, afirmando que, al menos en el caso de paros cardiacos, la muerte será una condición reversible en 20 años.
“La muerte no es más un momento fijo”, afirma el doctor Parnia. “Desde una perspectiva celular, es un proceso que procede a diferentes velocidades en los diferentes tejidos del cuerpo una vez que el corazón se detiene.” Parnia es uno de los principales investigadores en el campo de la resuscitación –un campo que, según dice, es toda una rama de la medicina y no sólo un conjunto de actividades de rutina que cualquier médico debe conocer.
A través de ILCOR (“International Liaison Committee on Resuscitation”), los médicos que investigan respecto a la resuscitación publican sus descubrimientos cada 5 años, “pero el problema es que la mayoría de los hospitales no han implementado completamente estos descubrimientos.” Por ejemplo: Un estudio reciente de ILCOR afirma que una persona puede continuar recibiendo técnicas de resuscitación hasta 40 minutos después de que el corazón se detiene, “a pesar de ello”, dice Parnia, “la mayoría de los médicos se detendrán en 20 minutos. No siguen intentándolo porque piensan erróneamente que el cerebro quedará dañado o que no importa seguir.”
Parnia no afirma que todos los tipos de muerte serán reversibles en el futuro, sino solamente aquellos donde el corazón está involucrado. No se trata de un científico que sea una especie de brujo y traiga las almas de vuelta a los cuerpos o algo así: su propuesta es simplemente volver a pensar la muerte con criterios propios del siglo xxi y no del pasado.
Algunas diferencias en la técnica de resuscitación cardiopulmonar (RCP) aplicada por Parnia cotidianamente consiste en reducir la temperatura del cuerpo a cero grados Celsius durante 24 horas, reduciendo la cantidad de oxígeno que el cuerpo necesita. Según Parnia, después de un tiempo sin irrigación sanguínea el oxígeno puede volverse venenoso, por lo que es necesario oxigenar la sangre fuera del cuerpo antes de volverla a administrar. Áreas críticas del proceso como esta no son atendidas rutinariamente en las salas de urgencias.
“Podrían hacer también esto en casa, si tienen a alguien con un ataque cardiaco. Llama a una ambulancia, administra RCP y coloca una bolsa de verduras congeladas en el paciente. Ayuda a proteger el cerebro.”
Durante nuestra historia humana, según Parnia, la muerte ha sido un asunto tratado por la religión y la filosofía, no por la ciencia. “Yo trato con la muerte cada día de mi vida. Lo que estudiamos es ciencia, no hay nada paranormal al respecto.” A pesar de ello, los religiosos lo acusan de blasfemia y los entusiastas de lo paranormal creen ver en él a uno de los suyos. “Es un territorio peligroso en el que nos encontramos”, afirma. Y no es para menos: toda gran revolución comienza con gran escepticismo.
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