Francisco: "Dios no perdona la hipocresía"

Misa en Santa Marta.

El Papa dedicó su homilía a "la falsa santidad de los astutos", cuyo corazón -advirtió- "pertenece al diablo, padre de todas las mentiras".

El Papa Francisco durante el Angelus, este domingo 1 de marzo. /Reuters

En su sermón de esta mañana en la misa cotidiana en la capilla de la Casa de Santa Marta, donde se aloja, Francisco dijo que "Dios perdona generosamente cada pecado", pero no perdona "la hipocresía, la falsa santidad" de los astutos que fingen convertirse "pero cuyo corazón pertenece al Diablo, padre de todas las mentiras."

El Papa argentino dedicó la homilía a lo que en otras áreas, como la política, se llama el doble discurso. "Los falsos santos incluso delante del cielo tratan de parecer más que de ser". Son preferibles los pecadores son preferibles los pecadores santificados, que más allá del mal hecho aprendieron a hacer un bien más grande. "Nunca hubo dudas acerca de a quién prefiere Dios", dijo.
Jorge Bergoglio puso estas dos categorías en el centro de su meditación. Dijo que el Evangelio del día presenta al grupo de los astutos, los que "dicen las cosas justas pero hacen lo contrario".

"Todos somos vivos y siempre encontramos un camino que no es el justo, para parecer más justos de lo que somos. Este es el camino de la hipocresía".

El Papa destacó que los astutos "fingen convertirse pero su corazón es una mentira: ¡son mentirosos! Su corazón no pertenece al Señor sino a Satanás, padre de todas las mentiras. Es la falsa santidad".
Mil veces Jesús prefería a los pecadores. Porque los pecadores decían la verdad sobre sí mismos.

"Alejate de mi Señor, que soy un pecador", había dicho Pedro una vez. "¡Uno de estos (los astutos) jamás diría esto!".

Las lecturas del profeta Isaías son un imperativo y una invitación que viene directamente de Dios.

"Aprendan a hacer el bien, cesen de hacer el mal, defendiendo huérfanos, viudas... aquellos que ninguno recuerda, entre los cuales están también los ancianos abandonados, los chicos que no van a la escuela, aquellos que no saben hacerse el signo de la cruz".

Detrás del imperativo está en sustancia la invitación a convertirse, señaló Francisco. "Pero ¿cómo puedo convertirme? La suciedad del corazón no se quita como se quita una mancha. Se quita con el hacer: hacer un camino distinto, el camino del bien y no del mal. Busquen la justicia, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda! Recordemos que en Israel, los más pobres y necesitados eran los huérfanos y las viudas".

El Papa dijo que "así, haciendo el bien, lavarás tu corazón. Dios nos da el don de su perdón. El Señor perdona todo. Pero si quieres ser perdonado debes comenzar el camino de hacer el bien. ¡Este es el don!".

Fuente 

LA IDEA DE DIOS.

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​VIRTUDES OLVIDADAS

JuntosBien.org
Acerca de la misericordia.
 

La mayoría vive vidas que deberían ser vividas en forma diferente. Y si se lograra, resultaria en una sociedad, una civilización, un mundo diferente.

 

 

Según el lexicógrafo Gesenius, “la idea principal parece radicar tanto en el hecho de tener cariño y tratar con dulzura como en el sentimiento de tierna emoción”.

La palabra hebrea "ra·jamím" y la griega "é·le·os" suelen traducirse por “misericordia”.

Su etimología, del latín "misere" (miseria, necesidad), "cor", "cordis" (corazón) e "ia" (hacia los demás), la identifica con tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad.

El verbo hebreo "ra·jám" se define como “sentir o irradiar afecto entrañable; [...] ser compasivo”.

El término está estrechamente relacionado con la palabra utilizada para “matriz”; se puede referir también a las “entrañas”, las cuales se ven afectadas cuando se siente de manera afectuosa y tierna la compasión o piedad. 

En el Diccionario de la Lengua Española, se entiende por "misericordia":

1. Virtud que inclina a compadecerse, perdonar o solucionar las miserias ajenas. piedad. La misericordia es un valor humano.

2. Cualidad de Dios, por la cual perdona las faltas y remedia las penas de las personas.

3. Puñal con que se daba el golpe de gracia al enemigo caído.

4. Pieza pequeña en los asientos de los coros de las iglesias para reclinarse cuando se está de pie.

En cualquier caso, para el Cristianismo, creencia que desde un punto de vista formal es dominante en Occidente, misericordia es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas; y se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica, y es una virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo.

Tambien en el Islam, creencia que desde un punto de vista formal es dominante en Oriente, hay menciones hacia la misericordia como un valor apreciable, y que ubica en contradicción a los fanáticos que se dicen seguidores del Profeta:
> "Di: ¡Siervos míos que os habéis excedido en contra de vosotros mismos, no desesperéis de de la misericordia de Allah, es verdad que Allah perdona todas las faltas, pues Él es Perdonador, Compasivo" (39:53).

> "Quien haga un mal o sea injusto consigo mismo y luego pida perdón a Allah, encontrará a Allah Perdonador y Misericordioso" (4:110).
Según el lexicógrafo Gesenius, “la idea principal parece radicar tanto en el hecho de tener cariño y tratar con dulzura como en el sentimiento de tierna emoción”.

Muy importante: no confundir la misericordia con la lástima.

Lástima es un sentimiento menos vehemente y más pasajero que compasión. De la palabra "lástima" no se deriva un adjetivo aplicable al que la siente, sino al objeto que la provoca. Todo lo contrario sucede con la palabra "compasión", de la que deriva "compasivo".

En la Biblia, texto central del Cristianismo, "ra·jám" sólo se emplea 1 vez como sentimiento del hombre hacia Dios, cuando el salmista (el rey David es el autor de la mayoría de los Salmos) dijo: “Te tendré cariño [forma de ra·jám], oh Yavé fuerza mía”. (18:1). En el plano humano, José, hijo de Jacob o Israel, manifestó esta misma cualidad cuando se le conmovieron “sus emociones internas [forma de ra·jamím]” debido a su hermano menor Benjamín, y lloró.

En tiempos de Jesús, a quien siguen los cristianos (ellos afirman que es el Mesías -nacido judío, y actualizó las formas de la religión practicada desde Abraham, Jacob y Moisés-), resulta que los judíos fariseos mostraron una actitud inmisericorde hacia otros, por lo que Jesús los reprendió, diciendo:

"Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (Mateo 9:13).
Sin embargo, no era un mensaje nuevo sino que había sido olvidado por los líderes judíos. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento puede leerse en Oseas 6:6:
"Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos."

Así, Jesús ubicó a la misericordia entre los asuntos más relevantes de la religión:
Mateo 23:23: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello."

Si bien tal misericordia podía abarcar clemencia judicial -los fariseos integraba el Sanedrín, instancia institucional que aplicaba la Justicia entre los judíos, aún en tiempos del Imperio Romano-, su aplicación no se limitaba a ese contexto. Se refería, en especial, a la manifestación activa de piedad o compasión, a obras de misericordia.


En el libro Deuteronomio, que integra el Pentateuco o la Torá cuya redacción se le atribuye a Moisés, se lee en 15:7-11:
"Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre,
sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite. 

Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado.

Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.

Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra."

La misericordia se puede expresar por medio de una contribución material. Pero para que Dios la considere de valor, debe haber un buen motivo, no ser simplemente un ‘altruismo interesado’. 

Sin embargo, Jesús y sus discípulos se destacaron especialmente por las dádivas espirituales, de mucho más valor que las materiales, que misericordiosamente ofrecieron.

Ahora bien, 9 de cada 10 ciudadanos argentinos afirman creer en Dios y el 77% se considera católico apostólico romano, según muestra la “1ra. Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en la Argentina”, elaborada por 4 universidades nacionales y el CONICET en 2008.

Los datos informaron sobre una baja del catolicismo, que en 1960 equivalía al 90%, pero no del cristianismo. Las iglesias evangélicas llegaban al 9% de la población en 2008, y han seguido avanzando desde entonces, buscando alcanzar el 11%, universo de los que se dicen ateos y agnósticos.

Ya que el catolicismo sigue siendo la religión predominante: 77% de los argentinos en 2008, es interesante recordar las 14 obras de misericordia que recomienda la Iglesia Católica Apostólica Romana:
7 obras de misericordia espirituales:
> Enseñar al que no sabe
> Dar buen consejo al que lo necesita
> Corregir al que yerra.
> Perdonar las injurias.
> Consolar al triste.
> Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
> Rogar a Dios por los vivos y las almas perdidas.

7 obras de misericordia corporales:
> Visitar y cuidar a los enfermos.
> Dar de comer al hambriento.
> Dar de beber al sediento.
> Dar posada al peregrino.
> Vestir al desnudo.
> Liberar al cautivo.
> Enterrar a los muertos.

Si estos preceptos se cumplieran, la Argentina sería una nación diferente, sin duda. Por lo tanto cabe cuestionarse sobre la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace.

También acerca de la falsa religión y los falsos creyentes.

Para cerrar, un regreso al salmista, en una referencia acerca de quien sería el Mesías: “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”. (Salmos 85:10).

La vida que vivimos quizá debamos ajustarla para que sea una vida que tenga sentido vivirla.

Fuente JuntosBien.org

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