Los sueños lúcidos, ¿qué son?
Los sueños lúcidos son aquellos sueños en donde sabemos que estamos soñando mientras vivimos la experiencia. Esta realización, saber o “darnos cuenta”, nos permite actuar deliberadamente en nuestros sueños, con la confianza de saber que nada nos puede ocurrir dado que estamos soñando. Por este motivo es que también son conocidos como “sueños conscientes”.
Generalmente pasamos por la vida sin cuestionarnos acerca de la naturaleza de la realidad que experimentamos, y reaccionamos mecánicamente según nuestros condicionamientos previos a los desafíos que se nos presentan. Durante la noche cuando dormimos y soñamos, continuamos con esta rutina y reaccionamos ante los hechos y objetos oníricos como si fueran absolutamente “reales”, perdiéndonos la oportunidad de disfrutar y explorar todo el potencial del mundo de los sueños con completa libertad.
Mediante la concentración y la atención, es posible cambiar estos patrones, para vivir nuestros sueños completamente “despiertos”, dándonos cuenta de que estamos soñando mientras lo hacemos. La sensación de este “despertar” es imposible de describir, hay que vivirlo. Las posibilidades que se abren son enormes, y el potencial para crecer y enriquecer nuestras vidas es de un enorme valor, como veremos más adelante.
Esto no es una fantasía esotérica ni tampoco una forma de visualización o imaginería que se confunde con un sueño; como iremos viendo en los artículos del sitio, es una realidad demostrada por la ciencia, un fenómeno, que si bien es considerado como algo paradójico ya aún extraño para los científicos, ha sido demostrado en laboratorios del sueño.
El objetivo del sitio es compartir con ustedes las técnicas que permiten desarrollar esta habilidad, la cual es todo un arte en si misma; de esta manera, podemos acceder despiertos al disfrute de la totalidad de la vida, durante el día y la noche…
La ciencia y los sueños lúcidos
Hasta la década de los 70′s, hablar de los sueños lúcidos era un asunto relegado solo a cerrados círculos esotéricos y tradiciones contemplativas, en donde ni siquiera a los devotos novatos se les hablaba abiertamente sobre el tema; era una práctica solo para verdaderos iniciados.
La primera vez que se abordó el tema de manera científica, fue para 1968, en el libre “Lucid dreams”, escrito por Celia Green. En el texto se analizó la experiencia de sujetos experimentales como de la literatura, y se pudo concluir que la lucidez onírica era una experiencia válida, diferente a la de un sueño ordinario. Además especuló sobre una serie de asuntos que resultarían ser ciertos, como por ejemplo la asociación del fenómeno con la fase REM del sueño.
Aún la ciencia no reconocía el fenómeno como válido o digno de estudio; se pensaba que los sueños lúcidos no eran más que alucinaciones producidas por relajación en la vigilia. No se podía aceptar la formula conciencia + sueño, o era lo uno, o lo otro, pero no todo a la vez.
Solo durante la década de los 70′s, surgieron evidencias a favor del fenómeno, cuando los investigadores como parapsicólogo Keith Hearne utilizaron el hecho de que los músculos de los ojos continúan activos durante el sueño REM (a diferencia del resto del cuerpo, que en condiciones de sueño normal queda paralizado), para realizar pruebas con soñadores lúcidos en donde les pedían que replicaran un determinado patrón de movimiento de ojos durante la experiencia onírica. Luego se verificaba el patrón con lo acordado, junto con los demás datos biológicos registrados del voluntario, para así comprobar que efectivamente se encontraba soñando mientras daba las señales.
Además estos movimientos “pre-acordados” servían, y aún sirven, para investigar que es exactamente lo que ocurre en el cerebro del soñador justo en el momento en que el sueño se torna “lúcido”. De todas maneras, durante esa época los resultados de los experimentos no fueron ampliamente distribuidos ni reconocidos.
Solo durante los años 80, se estableció consenso científico sobre la validez del fenómeno, cuando Stephen Laberge, de la Universidad de Stanford, llevo a cabo sus experimentos en laboratorios del sueño, como parte de su disertación de doctorado. LaBerge continua sus experimentos en la actualidad en aquella Universidad, y se han refinado ampliamente los métodos para establecer y catalogar adecuadamente el fenómeno.
Cómo recordar los sueños
Uno de los primeros pasos en el camino de la lucidez onírica, consiste en el recordar lo soñado durante la noche. Esto porque de partida, ¿de qué serviría tener un sueño lúcido si después no vamos a recordar la experiencia?.
Comúnmente las personas no recuerdan casi nada de lo que ocurre durante la noche, a pesar de ser tremendamente significativo, no porque sea algo extremadamente difícil, sino que porque nuestra atención está enfocada en las actividades diurnas y externas que realizamos. Esto es normal al comienzo, y esta “traba” al mundo de los sueños puede ser fácilmente superada enfocando nuestra atención un poco más hacia adentro.
Antes de dormir, lo primero que debemos hacer es aclarar un poco la mente. Esto lo puedes lograr enfocando por unos minutos tu atención en la respiración, dejando que los pensamientos pasen por tu cabeza sin retenerlos o elucubrar sobre ellos, como si fueran nubes que pasan por el cielo de tu conciencia. Esto es una técnica clásica de meditación. Si lo anterior no te resulta cómodo puedes intentar visualizar algún lugar agradable e intentar disfrutar y relajarte en ese lugar mental, o puedes rezar de acuerdo a tu credo religioso. Todas estas cosas ayudan a despejar la mente.
Una vez que sientas que la actividad “frenética” de la mente ha decantado un poco, y sientes cierta claridad interior, el siguiente paso es proponerte recordar tus sueños cuando despiertes, o más bien, proponerte “recordar” que tienes que “recordar” tus sueños al despertar; suena bastante extraño, pero es así – al comienzo es típico proponerse recordar los sueños pero al despertar se nos olvida, y después de un rato después de haber despertado es muchísimo más difícil el procedimiento.
Un “tip” muy útil es que al despertar, intentemos por unos momentos permanecer completamente inmóviles mientras recordamos nuestros sueños. Está demostrado que de esta manera los cambios que se dan en nuestros cuerpos y cerebros al pasar del sueño a la vigilia se dan de manera más gradual, lo que facilita el acceso a la memoria de los sueños; los cambios bruscos en la química de nuestro cerebro hacen difícil recordar nuestros sueños, tal como se ha visto en los laboratorios del sueño.
Por último, un consejo importante es no decepcionarse con los primeros resultados. Es normal al comienzo solo recordar pequeños fragmentos o sensaciones. Con el tiempo y la práctica es posible recordar no solo sueños completos, sino que varios sueños durante la noche, hasta cuatro o cinco, con todos los detalles. Es un arte que requiere de práctica y disciplina.
Escribe un diario de los sueños
Ahora ya sabemos lo básico y seguramente ya podrás recordar algunos sueños con más facilidad si sigues los consejos del artículo anterior. El siguiente paso es sumamente útil para la mayoría de las personas; llevar un diario con tus sueños estimula al subconsciente haciéndole saber que los sueños son importantes – el mismo hecho de saber que debes llevarlos al papel estimula su memoria.
Entre las opciones que debes barajar para ir registrándolos, está la clásica libreta o diario, y también una grabadora; hay las hay digitales y son muy fáciles de usar. Otra opción es el escribir los sueños directamente en la computadora. Algunas personas los graban primero con su voz, para luego con más tiempo pasarlos a la computadora. No importa el método que uses, lo importante es que seas consistente para que este verdadero entrenamiento de la memoria onírica tenga efectos acumulativos en el tiempo.
Si usas una libreta o grabadora, lo ideal es que las mantengas al costado de tu cama, siempre en el mismo lugar, para tener la comodidad de alcanzarlos al despertar sin mayor esfuerzo ni tiempo perdido; las memorias de nuestros sueños suelen ser bastante “volátiles”, se desvanecen con facilidad.
Entonces el procedimiento es así de sencillo: nos despertamos, recordamos nuestro sueño, y luego lo escribimos o grabamos. Si al comienzo solo recordamos vagas sensaciones o sentimientos, eso está bien, entonces escribimos eso. Con el tiempo y la práctica es posible alcanzar una gran maestría en esto de recordar los sueños, como lo comentamos en el artículo anterior. Practicantes avanzados, incluso son capaces de mantener la lucidez onírica durante toda la noche, a través de todos los sueños y fases del dormir, pero vamos paso a paso…
Reconoce los signos, ¡estás soñando!
Ahora que ya sabemos como recordar nuestros sueños, y además llevamos un diario o registro de los sueños que vamos teniendo, podemos seguir con el primer gran paso hacia la lucidez onírica, el reconocer los signos que más adelante nos van a decir de que estamos soñando, liberándonos de la ilusión, o más bien dicho liberándonos a la ilusión.
Revisa tu diario frecuentemente, y comenzarás a detectar temas y experiencias recurrentes en los sueños. A medida que los encuentres, anótalos en un listado aparte, y comienza a clasificarlos. Cada persona tiene sus propios signos y temas que se repiten, por lo que debes prestar total atención al contenido de tus sueños para reconocer estos patrones.
Te puedo ayudar compartiendo mi propia clasificación que he catalogado con el tiempo de práctica; la mayoría de estos temas por lo que he investigado son bastante recurrentes en muchas personas. De todas maneras debes buscar los tuyos propios:
Lugares del pasado
Es común que los sueños tengan lugar en escenarios prestados de tu pasado, por ejemplo la casa de tu infancia o el lugar al que visitabas en los veranos durante tu juventud. También es posible que la trama se desarrolle en tu antiguo colegio o universidad. Al subconsciente le encantan estos lugares, sobretodo si tienes buenos recuerdos de ellos.
Personas del pasado
El encuentro poco probable con personas que no has visto hace demasiado tiempo es otros elemento típico. También puede ser con algún ser querido que haya fallecido ya en el pasado – este último caso te permitirá, cuando seas capaz de alcanzar la lucidez, de entablar conversaciones y disfrutar junto a ellos de un buen rato en el mundo de los sueños…
Situaciones del pasado
Es común encontrarse en situaciones típicas de otros momentos en tu vida, que a veces pueden ser incluso apremiantes; por ejemplo si estuviste en la universidad cursando una exigente carrera por muchos años, es muy probable que de tanto en tanto te encuentres dando algún examen; esto también le ocurre a los escolares. En este caso imagínate, la lucidez te libra de tener que dar un examen demás en tu vida, que podría ser mejor…
Vibraciones en el cuerpo o en el entorno
Este es un signo útil para esos momentos en que nos estamos quedando dormidos o justo al despertar. Incluso puede que te encuentres completamente paralizado, ya sea en algún escenario en tus sueños, o tendido en tu cama, sin poder ni hablar. Paradójicamente, si reconoces este signo, es el mejor momento para comenzar un sueño lúcido o una experiencia fuera del cuerpo (OBE, “Out of Body Experience”, lo que por supuesto es una tema que debe ser estudiado por la ciencia para ser validado apropiadamente; esto lo discutiremos más adelante), dado que en estos momentos nuestro cuerpo permanece dormido pero nuestra mente está “despierta” – todas las noches durante nuestros sueños nuestro cuerpo naturalmente se paraliza, para que no actuemos nuestros sueños; a veces nuestra mente o conciencia “despierta” un poco antes, y puede ser aterrador el no poder moverse ni hablar – por el otro lado, para un soñador lúcido es una espectacular oportunidad para comenzar un gran viaje.
En ocasiones se pueden percibir vibraciones en el entorno, como si lo que nos rodeara estuviera “vivo”. Esto también puede ocurrir en sueños, e incluso una sensación de profunda comunión con lo que nos rodea; este puede ser otro signo onírico.
Cambios bruscos de escena
Es típico de la realidad onírica, que sigue sus propias reglas; estamos en un lugar, haciendo lo que sea, y de pronto nos encontramos en un lugar completamente diferente, haciendo otra cosa, y “algo” no calza, pero no sabemos exactamente que es. No tenemos un claro recuerdo de como llegamos al lugar donde estamos. Excelente signo para despertar.
Objetos o situaciones bizarras
Al mundo onírico le encanta ser “extremadamente” creativo. Es posible que nos encontremos intentando abrir una puerta usando como llave una hermosa pintura que acabamos de terminar, o que un amistoso o también temible dinosaurio nos acompañe al trabajo. En los sueño, todo puede ser. Estas situaciones “imposibles” pare le mundo de la vigilia, son también un muy útil despertador.
Estos temas son los más recurrentes en mis sueños, pero también es común para muchos el encontrarse cayendo sin parar, el funcionamiento bizarro de electrodomésticos (por ejemplo los relojes en los sueños suelen mostrar extraños símbolos en vez de la hora), encontrarse desnudo…. Debes buscar por tus propios “despertadores”.
Este paso es más que una simple práctica preliminar. Es bastante común comenzar a tener sueños lúcidos después de haber reconocido algunos temas claves en nuestros sueños. Esta forma de lucidez recurre a la memoria y al reconocimiento de situaciones externas; en etapas más avanzadas, es posible alcanzar o más bien mantener constantemente la lucidez a través de la “eseidad” de la realidad que se experimente – un concepto difícil de explicar, pero es el reconocer un sueño “porqué si” – sencillamente sabes que estás soñando cuando duermes. Esto sobrepasa el alcance del artículo, pero es un interesante tema relacionado con la meditación y la penetración en la esencia de la realidad.
Consejos y tips antes de comenzar
Ahora que ya puedes recordar tus sueños, y eres capaz de reconocer tus propios signos oníricos (este reconocimiento es en si mismo ya un método para tener sueños lúcidos), estás en condiciones de dar el próximo paso: escoger alguna técnica o set de técnicas para finalmente lograr la lucidez en los sueños.
Al respecto, hay una máxima espiritual que aplica muy bien a esta disciplina:
Si funciona para otros, no significa que funcione para ti.
Si funciona para ti, no significa que funcione para otros.
Incluso si crees que funciona para ti, no significa que en realidad esté funcionando
Por lo mismo debes experimentar y practicar con disciplina y también mucha paciencia; al respecto es importante ser objetivo con las experiencias, los avances, y no auto-convencernos de cosas.
A la mayoría de las personas les toma bastante tiempo el poder obtener el control de sus sueños, varios meses o años, por lo que no debes desesperar; piensa que estás intentando profundos cambios en tu forma de mirar y enfrentar la realidad, cambios que no tan solo afectarán tu vida onírica, sino que también durante la vigilia permitiéndote una “atención” más potente y refinada.
No intentes con demasiadas ganas o fuerza; lo más seguro es que de esta manera termines agotado y no descanses bien por las noches. Deja que tu intención sea natural y gradual, para que con el tiempo sea algo instintivo para ti. Si de pronto te sientes cansado o frustrado, deja la práctica por un tiempo para retomarla en otro momento.
Es ideal que comiences con esto de la lucidez onírica durante algún período tranquilo en tu vida, donde efectivamente dispongas de suficiente tiempo para dedicarle a tus sueños y vida interior. Las vacaciones son un momento especialmente indicado para esto.
Técnica MILD
La técnica MILD (Mnemonic Induced Lucid Dream, o en español, Inducción Mnemónica de Sueños Lúcidos), fue desarrollada, o más bien dada a conocer al público general por Stephen Laberge, de la universidad de Stanford.
Es sencilla de aplicar, y se usa cuando despiertas de un sueño y te vuelves a dormir. Mientras esto ocurre debes:
Recordar el sueño reciente
Antes de quedarte nuevamente dormido, recuerda lo mejor que puedas el reciente sueño.
Desarrolla la intención
Mientras te quedas dormido, repite la frase para ti mismo : “Me voy a quedar dormido y voy a soñar. Voy a recordar esto y me voy a dar cuenta cuando esté soñando”, o algo por el estilo con el mismo significado. No basta con repetirlo mecánicamente, debes verdaderamente “quererlo”; tienes que poner mucha intención en lo que dices.
Visualiza
Una vez que sientas que intención está bien “fijada”, visualiza el sueño del cual acabas de despertar, e imagina que dentro del mismo te das cuenta de que estás soñando. También ayuda imaginar que cuando te das cuenta, realizas alguna actividad “onírica” de tu especial gusto, como por ejemplo volar.
Repite los pasos anteriores
Mientras te quedas dormido, tu mente comenzará a irse para todos lados; debes “traerla” de vuelta a tu objeto de atención, fijar la atención y visualizar, fijar la atención y …….. hasta quedarte dormido. Por este motivo es que se hace un paralelo entre la meditación y la lucidez onírica – todas las formas de contemplación practican el “traer de vuelta” la mente al momento presente.
Si tienes éxito, te encontrarás soñando y te darás cuenta de aquello. Personalmente, me he dado cuenta de que con práctica la técnica MILD incluso funciona al quedarte dormido por primera vez al irte a dormir por la noche, tomando para visualización algún sueño de la noche anterior o una visualización creada en el momento, pero es muchísimo más fácil practicar la técnica durante las últimas horas de sueño por la mañana, debido a la mayor densidad REM después de haber dormido varias horas.
Esto aplica a todas las técnicas; es muchísimo más fácil tener sueños lúcidos durante las últimas horas de sueño, por lo que te recomiendo dormir normalmente durante la primera parte de la noche, para comenzar tu práctica temprano justo antes de que amanezca.