Japón acatará la prohibición de la caza de ballenas en el Antártico
El lunes, la Corte Internacional de Justicia ordenó a Japón que ponga
fin al controvertido programa ballenero japonés al considerar que no
tenía verdaderos fines científicos.
CAZA. El pesquero de ballenas japonés Nisshin Maru. (Archivo). |
"Como un Estado que respeta la supremacía del derecho y un miembro responsable de la comunidad internacional, Japón acatará el fallo", sostuvo.No obstante, el país asiático no descartó proponer un nuevo programa científico para pescar en la Antártida.
El lunes, la Corte Internacional de Justicia de La Haya prohibió a Japón llevar a cabo la caza de ballenas en el Antártico y rehusó reconocerla como una actividad con fines de investigación científica, excepción a la moratoria sobre la caza de ballenas de 1986 que le permitía capturar los cetáceos.
Japón mantuvo hasta ahora dos programas de captura de ballenas con fines científicos en el Océano Antártico y el Pacífico Norte, además de la pesca comercial de especies más pequeñas de cetáceos, incluidos defines, en sus costas. Desde 1987 Japón capturó un media de 400 ballenas cada año en el Océano Antártico, según los datos de la Agencia nipona de Pesca. En 2005 estableció un objetivo anual de 935 piezas y los balleneros capturaron un total de 853 ese año y 679 en 2008.
Sin embargo, sus capturas anuales se desplomaron hasta 103 en 2012 debido, según el Gobierno nipón, a las actividades de los grupos ecologistas contrarios a la caza de esta especie. Además, la mayoría de japoneses no consume esta carne, por lo que la caza de ballenas no aporta beneficios económicos, pero según los críticos, sirve a intereses particulares.
Tokio siempre aseguró que su programa de caza de ballenas en la Antártida perseguía, mediante el estudio de cadáveres, un control permanente del ecosistema y de la población de esos cetáceos. Pero sus argumentos siempre causaron el escepticismo de muchas asociaciones y países, como Australia y Nueva Zelanda, que demandaron a Japón ante la CIJ en mayo de 2010, ya que sostenía que las capturas niponas perseguían fines comerciales.
El lunes, la Corte Internacional de Justicia de La Haya prohibió a Japón llevar a cabo la caza de ballenas en el Antártico y rehusó reconocerla como una actividad con fines de investigación científica, excepción a la moratoria sobre la caza de ballenas de 1986 que le permitía capturar los cetáceos.
Japón mantuvo hasta ahora dos programas de captura de ballenas con fines científicos en el Océano Antártico y el Pacífico Norte, además de la pesca comercial de especies más pequeñas de cetáceos, incluidos defines, en sus costas. Desde 1987 Japón capturó un media de 400 ballenas cada año en el Océano Antártico, según los datos de la Agencia nipona de Pesca. En 2005 estableció un objetivo anual de 935 piezas y los balleneros capturaron un total de 853 ese año y 679 en 2008.
Sin embargo, sus capturas anuales se desplomaron hasta 103 en 2012 debido, según el Gobierno nipón, a las actividades de los grupos ecologistas contrarios a la caza de esta especie. Además, la mayoría de japoneses no consume esta carne, por lo que la caza de ballenas no aporta beneficios económicos, pero según los críticos, sirve a intereses particulares.
Tokio siempre aseguró que su programa de caza de ballenas en la Antártida perseguía, mediante el estudio de cadáveres, un control permanente del ecosistema y de la población de esos cetáceos. Pero sus argumentos siempre causaron el escepticismo de muchas asociaciones y países, como Australia y Nueva Zelanda, que demandaron a Japón ante la CIJ en mayo de 2010, ya que sostenía que las capturas niponas perseguían fines comerciales.
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